viernes, diciembre 02, 2005

Conectados Sin Conexión

"Lo más incomprensible del mundo es que sea comprensible"
Albert Einstein




Confieso que escribir en primera persona me produce más de una complicación, no tan sólo en el contenido sino también en la forma. Será porque me molesta la autoreferencia y el personalismo. Pero en esta ocasión tendré que hacer una singularidad drástica a la regla.
Mientras leía un artículo en un medio X, fui descubriendo una mística distinta que se ha ido perdiendo en la era del siglo veintiuno, mejor dicho, que los jóvenes hemos ido dejando en estos último años. Por ahí alguien decía “no deberíamos estar tan comunicados”, eso en referencia al MSN, a la TV, al celular, etc. Todo eso nos subyuga a someternos a la propia dictadura de la pereza, de alcanzar lo fácil en forma fácil. Sin duda trae muchas consecuencias que a simple vista no nos percatamos, el que por ejemplo ya no hay un incentivo a buscar, a descubrir, de husmear por los rincones urbanos que se nos ofrecen en la ciudad. Tu dices juntémosnos aquí, y eso es. Peor aún, se pierde mucha comunicación, creyendo que se puede sustituir por el Chat, es decir, si estoy hablando por Chat para qué juntarnos. Como dijo Matin Amis hace unos días, vivimos una democratización de las realidades, lo que conlleva a igualarnos y a no poder ir profundizando otros aspectos de la vida misma. En el fondo no es que nuestra capacidad de asombro se pierda, más bien, no se explota. Cuánto más grato es una felicidad inesperada a una situación que ya se te había comunicado.
Creo también, que la conexión que se ha producido es tan cerrada pero a la vez tan distante, que no nos permite conocer a la persona, sino más bien, que la persona se de a conocer, dejando de lado nuestros propios juicios frente a un ser, pues nos reducimos a su versión y ese es el punto final.
Además significa dejar las calles y con ello dejar de ver situaciones distintas, impropias, descarriladas, etc. es dejar el mito urbano de lado, por enclaustrase en la casa y desde allí, dirigir todo. El encerrarnos nos define como entes pasivos, que veremos la fachada más luminosa, pero no conoceremos que hay detrás de la esquina.
En fin, eso nos marcará como generación a todos, no es un bien o un mal. Más lo veo yo como una condición heredada, de la cual debemos aprender a no abusar. Nos queda en esto una tarea importante, madurar. Representará todo aquello en que debamos anticiparnos, para poder definirnos bien y no ser unos seres ingenuos y engañados que aún así, vivamos felices.

3 Comentarios:

Blogger MyM dijo...

Cuando ciertas capacidades no se usan, tienden a atrofiarse. El asombro puede que también sea el caso. Lamentablemente, hemos pasado de la búsqueda del asombro (tauma) al miedo por lo posible, o sea, un miedo a que lo incierto dervie en un trauma.

Resulta bastante extraño en todo caso. Es tan fácil mantenerse en contacto, tan fácil volver a juntarse o conseguirse un celular. Hasta el teléfono mismo ha caído en desuso. Valoro que en primera instancia no emitas un juicio de valor de la situación, sería irrelevante. Por otra parte, las consecuencias o la medida en que nos afecta el fenómeno puede ser (arbitrariamente) calificado.

Estamos en el fin de la historia?

Queda esa pregunta.
Saludos

6:41 a. m.  
Blogger Ulises Lima dijo...

Lo que dices es verdad. La capacidad de asombro ha ido quedando en desuso, en cierta manera; estamos comunicados, pero no conectados; el bicho de la curiosidad nos está picando por lados que nos producen algo no muy provechoso: la farandula, la copucha, la vida agena al fin y al cabo. Es una desgracia, pero es algo totalmente revesrible por suerte.
En cuanto a descubrir los lugares recónditos de la capital, algo tan simple pero tan entretenido, debería hacerce más. Basta salir a caminar por el barrio; sacar la bicicleta e irse a dar una vuelta; ir al centro, hay mucha cosa interesante, este último tiempo he estado llendo más.
En fin, es cosa de cada uno, y de los demás también, incentivar la actividad y no caer en el consumo de lo facil, de lo hecho, de lo que ya viene rumiado.
Espero que no terminemos en algo así como "Un mundo feliz". No obstante, sería hermoso.

A, y por cierto, el teléfono no ha caido en desuso.

8:34 a. m.  
Blogger Extremeno Romano dijo...

Me encantan estas coincidencias entre gentes que vivimos a tales distancias. Vosotros ahi por las Americas del Sur; yo en los residuos de la vieja y decrépita Europa. Me sorprendo a mi mismo cada vez que abro la ventana -también esta ventana tan especial de la Red Redonda que una invisible mano va tejiendo por todo el globo- y me atrevo a curiosear lo que puede haber por ahi fuera.
En cierto modo me siento afortunado porque he vivido mucho tiempo al aire libre, pateando caminos y veredas, perdido o puede que buscandome a mi mismo por esos mundos. Y eso me ayuda a desear la libertad, a buscar otras voces, caras nuevas y lugares desconocidos, cuando me siento como bicho encerrado en ...una biblioteca!
De todas formas, gracias, amigos por existir y por haceros escuchar.

Extremeno Romano.

3:19 a. m.  

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